Bienvenido a mi blog

¡Hola bloggers! Soy una chica normal la cual a creado este blog para enseñaros mis novelas. Quiero enseñaros mis creaciones porque soy una amante de los libros, me hacen volar y viajar hacia miles de historias y quiero intentar trasmitir esa pequeña felicidad a otros lectores.
Subiré mi primera novela llamada <>, la cual espero que os guste. En los comentarios podreis hacer criticas y opiniones libres. También hare encuestas en las que podeis participar anonimamente.

Despues de decir esto, quiero añadir que me encantaria cumplir mi sueño de conseguir escribir un libro el cual pueda ser publicado, y me encantaria conseguirlo gracias a vuestro apoyo. Para ello necesito vuestra sincera opinión sobre lo que escribo, porque odio que me digan que algo esta bien si no es así.

Gracias por visitar mi blog.

sábado, 5 de octubre de 2013

*Luciérnagas de la noche*_Capitulo 1


La espesa niebla cubría la solitaria ciudad de Londres.  Los pequeños farolillos con su tenue luz apenas alumbraban el callejón. El sonido de sus tacones contrastaba con el silencio de la calle. Como un eco en una cueva, molesto e inquietante.  Notó un escalofrío al observar que a dos manzanas de allí se encontraría con Thomas, su compañero de investigación desde hace ya cuatro años. Hace unos días recibió una carta de Thomas en la que explicaba que había encontrado una prueba irrefutable para el caso Shade. También escribió que era urgente y que deberían encontrarse en una taberna alejada de las curiosas miradas de los londinenses. Debía dirigirse hacia la taberna de los Cuatro Soles en Wastdhon Street. Un lugar a las afueras del centro de la ciudad, muy poco apropiado para ir sola de noche.
El bajo de su vestido verde estaba mojado debido a los charcos que se formaron a causa de la lluvia, pero a ella no pareció importarle demasiado. Llevaba unos guantes color crema con bordados en las mangas. Tenía el cabello recogido por un moño que dejaba caer mechones rizados a ambos lados de su rostro. Su sombrero verde oscuro contrastaba con su dorado cabello,  el cual, resaltaba su cálida piel.
Caminaba lenta y elegantemente como siempre lo hacía. Con los cinco sentidos puestos a su alrededor no quitaba ojo al final de la calle. Se sentía intrigada y eso alimentaba sus ansias de llegar lo antes posible al punto de queda, pero debía mantener la compostura. Suspiró y una nube de vaho se elevó al cielo. Era una noche fría de primavera, las chimeneas pintaban con su humo sucio y negro el cielo nocturno. Se paró en seco y giró su cabeza hacia su derecha dejando a si sus brillantes ojos azules a la vista. Ahí estaba, la taberna de los Cuatro Soles. <<Un garito de mala muerte -pensó- típico de Thomas>>  Abrió la pesada puerta de madera y sonó una campanilla. Al entrar un intenso olor a tabaco inundó sus fosas nasales, lo que la hizo toser ligeramente. La luz amarillenta de las lámparas hacía ver el humo de los puros flotando en el ambiente. El local estaba abarrotado de gente. Grupos jugaban al póker, borrachos cantaban canciones marineras mientras mujeres ligeras de ropa reían y bebían con ellos. Risas, gritos, peleas y alcohol. Sobretodo alcohol. Pero ni rastro de su amigo. Se sentó en la barra mientras tamborileaba con sus delicados dedos la madera.
-¿Le pongo algo señorita?
La chica levantó la mirada. Era un viejo hombre de unos sesenta y cinco años. Con los ojos marrón apagado y el pelo cano. Tenía una cicatriz que le surcaba la sien izquierda. Estaba limpiando una jarra  con un trapo mientras la miraba con una sonrisa amarillenta.
-No, de momento nada-le respondió con una sonrisa amable- Estoy esperando a un buen amigo.
El camarero asintió con la cabeza  y fue a atender a otro cliente. Suspiro y comenzó a dibujar pequeños círculos con la llena de dedo índice.
-¿Qué hace una señorita tan hermosa en un antro como esté?
Esa voz que procedía de detrás suyo le hizo esbozar una pequeña sonrisa.
-Tom te dije que vendría-replico divertida.
-No lo dudé en ningún momento, Helen.
-Deberíamos sentarnos, hay demasiados oídos en este sitio ¿no crees?
-Tienes razón-dijo entusiasmado.
La agarró por el brazo y cruzaron  por la multitud hasta llegar  a unas escaleras de madera oscura.
-Ahí arriba es la zona más solitaria posible de toda la taberna, no pensé que habría tanta gente.
-Excelente Tom. Solo una sugerencia, la próxima vez elegiré yo el punto de queda.
Comenzó a subir las escaleras que crujían a su paso mientras oía la risa de Thomas. Cuando llegó arriba vio mesas de madera extrañamente distribuidas a ambos lados de las paredes. Lamparillas de gas colgaban tristemente del techo desprendiendo una luz casi apagada. El suelo estaba cubierto por una alfombra rugosa y de un tono granate anaranjado. Se sentaron en una de las mesas del fondo, en la que se seguía oyendo la fuerte música del piso de abajo. Helen paso el dedo por la mesa, estaba llena de polvo. Una mueca le surco el rostro.
-Sé que no  es el sitio más bonito que existe…
-Ni el más limpio- le interrumpió mientras le mostraba el dedo manchado de polvo.
-Pero podemos hablar tranquilos.
En eso tenía toda la razón pensó la chica. Thomas miró a ambos lados antes de empezar a hablar. Al volverse se encontró con la intensa mirada azul de la inspectora. Estaba ansiosa de que le contara todo lo que sabía. Entonces observó que Thomas se estaba sacando un objeto del bolsillo de su pantalón.
-Esto inspectora Brown es un pergamino, pero no es un pergamino cualquiera.
Lo apoyó encima de la mesa. Era un pergamino de color amarillento. Unos símbolos en el centro con unas palabras en otro idioma, seguramente latín. Un sol y una luna entrelazados entre sí debajo  de las sucesivas frases, además de unas inscripciones en los laterales, las cuales despertaron una gran curiosidad en la muchacha.
-¿Qué son las inscripciones de los laterales?
- De eso te he estado hablando estos últimos cinco minutos ¿me estabas escuchando?
-La verdad es que no- levantó la mirada.
-Como te iba diciendo he estado investigando sobre este pergamino sin muchos resultados, tan solo sé que es un hechizo. Magia negra. Lo que no entiendo es para que sirve, ni que significan las inscripciones de los laterales.
La inspectora se tiró hacia atrás en su asiento y le miró fijamente. Su rostro era como una máscara, no mostraba la rabia que sentía.
-Bien yo te diré lo que significan. Significan que hemos perdido tiempo estos últimos cuatro días por tu culpa.
Tom puso cara de sorpresa, como si le hubieran abofeteado.
-Si señor Collins ha oído bien. Si me lo hubieras enseñado el mismo día en el que lo cogiste del escenario del crimen ya sabríamos que significaba. Pero debido a tu incompetencia no lo has hecho y no hemos avanzado en absoluto.
-Puede que estés enfadada pero…
-¿Pero?-le interrumpió.
-El camarero es un buen amigo de mi padre, creo que puede ayudarnos con este rollo de papel que Emma Smith llevaba consigo cuando la asesinaron.
-Espero que sepa algo sobre esa pobre muchacha, no me decepciones dos veces Thomas.
-No lo hare inspectora.
-Hay muchas preguntas por resolver-dijo con voz cansada.
Thomas se levantó rápidamente de su asiento y pego un fuerte golpe a la mesa.
-Pues a que esperamos, demos la respuesta a todas esas preguntas-seguido de decir esto salió corriendo escaleras abajo.
Helen se sobresaltó ante la acción de este.
-¿A dónde se supone que vas?-gritó.
-El incompetente va a por respuestas-dijo entusiasmado.
-¡El camarero!-dijo en un murmullo apenas audible-Espérame-grito confusa.
La chica corría escaleras abajo con el vestido entre los puños. Le estaba pisando los talones. Thomas siempre ha sido más rápido que ella. Cuando ambos llegaron abajo se detuvieron en seco.
-Podrías haberme avisado con antelación de que ibas a ir corriendo escaleras abajo como un loco-se quejo jadeante.
-¿Estás perdiendo tus facultades, Helen?
-Yo no…
-Inspectora Brown, que agradable sorpresa.
Esa voz que le interrumpió hizo que se le rizaran los pelos de la nuca.
-No creo que pueda decir lo mismo Layton.
-No sea grosera querida…

La  chica lo fulminó con la mirada. La sonrisa fría de Layton le ponía los pelos de punta.
-¿Qué quiere?
-Si tanto le interesa quizá se lo cuente mientras tomamos una copa.
-Valla al grano Layton. No tengo toda la noche-le soltó con voz cortante.
-Bien, como usted desee, mi grupo de coleccionistas ha venido a buscar un objeto de gran valor cuyo nombre no le puedo decir.
<< ¿Coleccionistas?-pensó asqueada-sois simples piratas que harían lo que fuera por una gran suma de dinero. Tan solo unos ladrones. >> La chica vio por el rabillo del ojo a Tom escondiendo disimuladamente el pergamino en su bolsillo. Layton le miró y sonrió.
-Y ¿para qué quiere ese objeto?- pregunto Tom con una voz fría como el hielo.
-Eso a ti mocoso, no te incumbe.
El chico iba a abalanzarse sobre él pero Helen le agarró del brazo. Este se soltó bruscamente de la mano de la inspectora. Y se sacudió las mangas de su elegante camisa grisácea.
-Si me disculpan, tengo que arreglar unos asuntos de negocios.
Dio media vuelta y desapareció entre la multitud. Tom tenía los hombros tensos como la cuerda de un arco.
-Sucia rata de alcantarilla-mascullo entre dientes.
-No merece la pena-musitó.
-Dios, no deberías haberme parado-dijo enfurecido-lo único que se merece es un buen  puñetazo y una buena patada en los…
-¡Tom!-le interrumpió horrorizada-Puede que tengas razón pero tenemos cosas más importantes que hacer antes de malgastar nuestro tiempo con ese tipo de personas.
Tom soltó una risa irónica y se puso en marcha. Helen se ajustó el sombrero verde oscuro y camino detrás del chico dejando atrás las escaleras. Sentía un cosquilleo en la espalda, levanto la mirada vacilante y vio que alguien la observaba. Estaba apoyado en una columna. Su sombrero de copa no le permitía ver su rostro. Su abrigo negro resaltaba con su bufanda clara la cual, como era de esperar, le tapaba la parte inferior de su cara. De pronto la música dejó de sonar, las risas y gritos se apagaron y en su lugar empezó a oír susurros. Susurros que la llamaban y resonaban en su cabeza como las campanadas de una iglesia. Aquella persona seguía ahí, mirándola fijamente. Cada vez su nombre resonaba más fuerte, espectralmente distorsionado.  Helen, Helen…
-¿Helen?-la voz de Thomas la libero de los inquietantes susurros.
Helen volvió la cabeza hacia Thomas que la miraba preocupado, no pareció reaccionar, de nuevo volvió la mirada hacia la columna pero aquella persona había desaparecido. 
Cuando Thomas le toco el hombro se sobresaltó y pego un grito ahogado.
-¿Estas bien? Parece que has visto un fantasma.
-¿Lo has oído?-susurro.
-Helen solo oigo el alboroto de la música y los gritos-dijo mientras fruncía el ceño-¿Qué has oído tú?
La chica seguía mirando de frente,  incrédula.
-Da igual.
El ayudante se encogió de hombros y le agarró del brazo arrastrándola hacia la barra. La inspectora tuvo el impulso de mirar hacia atrás pero no vio nada. Seguía atónita ante lo que había sentenciado hace apenas unos segundos.
Cuando llegaron el camarero estaba organizando con agilidad todas las jarras y botellas en un pequeño estante. Thomas le soltó el brazo y apoyó la mano en su hombro.
-¿Cuánto tiempo hace que no te veía viejo cascarrabias?
El camarero se dio la vuelta entre risas.
-Thomas Collins. Que alegría volver a verte.
-Henry, esta es la inspectora Brown.
Helen le estrechó la mano amistosamente, todavía aturdida.
-Encantada de conocerle ¿señor?
-Señor Turner pero prefiero que me llamen Henry, tráteme de tu.
-A la inspectora y a mí nos gustaría hablar con usted, a solas.
Thomas y el camarero miraron a la vez hacia la derecha, la inspectora siguió su mirada hacia una puerta de roble decorada por serpientes  talladas a mano, entrelazadas entre sí.
-En que lio me has metido esta vez ¿Thomas?
El chico se rio descaradamente y le miro divertido.
-Te equivocas Henry, que poca confianza.